Desde pequeña, Amy ha oído a su padre decir que la monogamia no es un estado realista. La periodista vive de acuerdo con las creencias de su padre, disfrutando de una vida sin ataduras, libre de aburridas promesas románticas. Sin embargo, ha llegado a un punto muerto. Cuando descubre que se está enamorando del hombre al que dedica un artículo, un encantador y exitoso médico deportivo llamado Aaron Conners, Amy se replantea sus creencias y su estilo de vida.
Amy trabaja como escritora y su vida es desenfrenada: bebe, baila y hace lo que quiere cuando quiere. Pero, ¡ay!, si hablamos de amores... Amy nunca ha conocido a un hombre al que amar de verdad, ni a uno que la quiera tal como es. Quizá ha llegado el momento de sentar la cabeza.