De acuerdo al American Palm Oil Council, hace más de 5.000 años que se consume el aceite de palma. Utilizado como alimento y medicina, sus beneficios para la salud son numerosos. Fue apreciado por los faraones del antiguo Egipto como un alimento sagrado y hoy en día es el aceite vegetal más consumido del mundo y uno de los más saludables.
El aceite de palma es producido gracias a la pulpa del fruto de la planta Elaeis Guineensis, mejor conocida como palma aceitera. Es un aceite muy versátil, por lo que es utilizado como materia prima en gran cantidad de productos de la industria alimenticia y cosmética.
El aceite de palma comestible tiene propiedades que benefician la salud, como la incrementación de los niveles de colesterol bueno y la reducción de los niveles de colesterol malo, debido a su balance entre grasas saturadas e insaturadas. El aceite de palma protege la salud cardiovascular, ya que al contrario de las grasas de origen animal, las grasas vegetales no contienen colesterol y aumentan de manera indirecta las lipoproteínas (colesterol bueno), así trabajan para reducir los niveles de colesterol malo en el torrente sanguíneo.
Además, su contenido de grasas saturadas vegetales le hace ser muy estable y de difícil oxidación, por lo que mantiene sus propiedades cuando se utiliza para freír o en platos que requieren temperaturas de cocción elevadas. Por ello, es el aceite vegetal más consumido del mundo.
Esta característica de solidez es particularmente importante para la salud de los consumidores, ya que por su textura natural el aceite de palma no necesita ser sometido a procesos de hidrogenación para mantener un estado sólido. “Esto significa que no contiene grasas hidrogenadas, más conocidas como ‘grasas trans’, que aumentan el colesterol malo y contribuyen a enfermedades del corazón”, explica la nutricionista Andrea García.
Por otra parte, el aceite de palma tiene un elevado contenido en tocotrienoles y tocoferoles, miembros de la familia de la vitamina E que funcionan como antioxidantes y retrasan los procesos de envejecimiento. Un estudio realizado en 2009 por la Facultad de Farmacia de la Universidad de Louisiana en Monroe, Estados Unidos, demostró que los tocotrienoles inhiben el crecimiento de células cancerígenas. También se ha descubierto que la ingesta de vitamina E reduce significativamente el riesgo de padecer diabetes tipo 2.
Un mito alimenticio común es que el consumo de grasas debe reducirse al máximo. Sin embargo, hacer esto puede provocar déficits vitamínicos importantes, ya que las grasas vegetales, como el aceite de palma, ayudan al cuerpo a absorber las vitaminas liposolubles, como las vitaminas D y A.
Desde una perspectiva medioambiental y social, la producción sostenible de aceite de palma es posible. Para velar por el cumplimiento responsable del cultivo a nivel mundial, desde 2004 se creó la certificación RSPO (la Mesa Redonda del Aceite de Palma Sostenible, más conocida en inglés como Roundtable Of Sustainable Palm Oil), que respalda la procedencia y buenas prácticas en la producción de aceite de palma sostenible, velando por el respeto del medio ambiente y generando beneficios y desarrollo a las comunidades aledañas.
El aceite de palma es producido gracias a la pulpa del fruto de la planta Elaeis Guineensis, mejor conocida como palma aceitera. Es un aceite muy versátil, por lo que es utilizado como materia prima en gran cantidad de productos de la industria alimenticia y cosmética.
El aceite de palma comestible tiene propiedades que benefician la salud, como la incrementación de los niveles de colesterol bueno y la reducción de los niveles de colesterol malo, debido a su balance entre grasas saturadas e insaturadas. El aceite de palma protege la salud cardiovascular, ya que al contrario de las grasas de origen animal, las grasas vegetales no contienen colesterol y aumentan de manera indirecta las lipoproteínas (colesterol bueno), así trabajan para reducir los niveles de colesterol malo en el torrente sanguíneo.
Además, su contenido de grasas saturadas vegetales le hace ser muy estable y de difícil oxidación, por lo que mantiene sus propiedades cuando se utiliza para freír o en platos que requieren temperaturas de cocción elevadas. Por ello, es el aceite vegetal más consumido del mundo.
Esta característica de solidez es particularmente importante para la salud de los consumidores, ya que por su textura natural el aceite de palma no necesita ser sometido a procesos de hidrogenación para mantener un estado sólido. “Esto significa que no contiene grasas hidrogenadas, más conocidas como ‘grasas trans’, que aumentan el colesterol malo y contribuyen a enfermedades del corazón”, explica la nutricionista Andrea García.
Por otra parte, el aceite de palma tiene un elevado contenido en tocotrienoles y tocoferoles, miembros de la familia de la vitamina E que funcionan como antioxidantes y retrasan los procesos de envejecimiento. Un estudio realizado en 2009 por la Facultad de Farmacia de la Universidad de Louisiana en Monroe, Estados Unidos, demostró que los tocotrienoles inhiben el crecimiento de células cancerígenas. También se ha descubierto que la ingesta de vitamina E reduce significativamente el riesgo de padecer diabetes tipo 2.
Un mito alimenticio común es que el consumo de grasas debe reducirse al máximo. Sin embargo, hacer esto puede provocar déficits vitamínicos importantes, ya que las grasas vegetales, como el aceite de palma, ayudan al cuerpo a absorber las vitaminas liposolubles, como las vitaminas D y A.
Producción sostenible del aceite de palma
Además, la palma aceitera es la planta que produce más aceite en menos tierra, incluso 10 veces mayor a la soya, canola o girasol. Reemplazar el aceite de palma por otras oleaginosas implicaría el uso de mucho más terreno para su cultivo.Desde una perspectiva medioambiental y social, la producción sostenible de aceite de palma es posible. Para velar por el cumplimiento responsable del cultivo a nivel mundial, desde 2004 se creó la certificación RSPO (la Mesa Redonda del Aceite de Palma Sostenible, más conocida en inglés como Roundtable Of Sustainable Palm Oil), que respalda la procedencia y buenas prácticas en la producción de aceite de palma sostenible, velando por el respeto del medio ambiente y generando beneficios y desarrollo a las comunidades aledañas.