El Centro para el Control y la prevención de enfermedades indica que una persona puede contagiar la influenza a otra antes de saber que está enferma y también mientras lo está. La mayoría de los adultos pueden contagiar a otros a partir del 1° día antes de que los síntomas se desarrollen y hasta 5-7 días o más después del inicio de la enfermedad.
Esto resulta particularmente preocupante si se toma en cuenta que la Organización Mundial de la Salud, ha señalado a las escuelas, residencias asistidas o lugares de trabajo y ciudades, como los lugares más propensos a la propagación, pues las gotas infectadas que expulsa el paciente al toser pueden ser aspiradas por otras personas que quedan de esa manera expuestas al virus.
El virus también puede propagarse a través de las manos infectadas. Por ello, es particularmente necesaria la prevención en los centros educativos donde hay tanta interacción. Para evitar la transmisión se recomienda seguir el protocolo que incluye la vacunación en niños mayores de seis meses, lavado de las manos regularmente y cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo de papel al toser o estornudar.
Una persona también puede llegar a contraer influenza si toca una superficie o un objeto contaminado previamente con el virus de la influenza y posteriormente se toca los ojos, la boca o posiblemente la nariz, añadió el médico.
La enfermedad se esparce rápidamente en la población especialmente si median condiciones de hacinamiento. climas fríos y secos facilitan la viabilidad del virus también, pudiendo éste sobrevivir largos períodos fuera del cuerpo. Como consecuencia las epidemias estacionales aparecen en invierno en áreas templadas.
Datos preliminares del Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades de los EE.UU (CDC, por su sigla en inglés) indican que la efectividad de la vacuna que se aplica esta temporada es del 59%, muy superior al 23% de la temporada de influenza estacional anterior. Esto se traduce en una mayor efectividad para prevenir la enfermedad o reducir sus complicaciones.
Esto resulta particularmente preocupante si se toma en cuenta que la Organización Mundial de la Salud, ha señalado a las escuelas, residencias asistidas o lugares de trabajo y ciudades, como los lugares más propensos a la propagación, pues las gotas infectadas que expulsa el paciente al toser pueden ser aspiradas por otras personas que quedan de esa manera expuestas al virus.
El virus también puede propagarse a través de las manos infectadas. Por ello, es particularmente necesaria la prevención en los centros educativos donde hay tanta interacción. Para evitar la transmisión se recomienda seguir el protocolo que incluye la vacunación en niños mayores de seis meses, lavado de las manos regularmente y cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo de papel al toser o estornudar.
Una persona también puede llegar a contraer influenza si toca una superficie o un objeto contaminado previamente con el virus de la influenza y posteriormente se toca los ojos, la boca o posiblemente la nariz, añadió el médico.
La enfermedad se esparce rápidamente en la población especialmente si median condiciones de hacinamiento. climas fríos y secos facilitan la viabilidad del virus también, pudiendo éste sobrevivir largos períodos fuera del cuerpo. Como consecuencia las epidemias estacionales aparecen en invierno en áreas templadas.
Prevención
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que la vacunación es la manera más efectiva de prevenir la enfermedad y sus complicaciones. Recomienda como prioridad más alta la inmunización anual contra la influenza de las embarazadas y luego en bebés y niños de 6 meses a 5 años, personas mayores de 65 años, los afectados por enfermedades crónicas (diabetes, insuficiencia renal, cardíaca, hepática, inmuno-suprimidos, etc.) y personal del área de salud.Datos preliminares del Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades de los EE.UU (CDC, por su sigla en inglés) indican que la efectividad de la vacuna que se aplica esta temporada es del 59%, muy superior al 23% de la temporada de influenza estacional anterior. Esto se traduce en una mayor efectividad para prevenir la enfermedad o reducir sus complicaciones.