María Carlota Monroy es una destacada científica guatemalteca cuya trayectoria académica y profesional ha dejado una huella significativa en el campo de la biología y la salud pública. Graduada en 1979 como licenciada en Biología por la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), la Dra. Monroy ha dedicado su vida a la investigación y la lucha contra las enfermedades transmitidas por insectos.
Su búsqueda incansable de soluciones a problemas de salud relacionados con el medio ambiente, en 1992 fundó junto con un grupo de profesionales, el Laboratorio de Entomología Aplicada y Parasitología (LENAP) en la USAC, un centro de investigación pionero en el estudio de enfermedades transmitidas por insectos y artrópodos.
Apasionada por la ciencia, estudió una maestría en Microbiología Médica en la Universidad de Karolinska, Suecia en 1990, y en el 2003, completó su doctorado en Entomología Médica en la Universidad de Uppsala, Suecia. Durante su carrera, ha llevado a cabo investigaciones auspiciadas por diversas entidades internacionales sobre ecología, biología y control de vectores de la enfermedad de Chagas, un mal prevalente en América Latina que afecta a una gran cantidad de personas en Guatemala.
Su destacado trabajo ha sido publicado en revistas científicas de renombre internacional, y en reconocimiento a sus contribuciones, en 2004, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONCYT), le otorgó la prestigiosa Medalla Nacional de Ciencia y Tecnología, resaltando su invaluable aporte en la lucha contra esta enfermedad. María Carlota Monroy es un ejemplo inspirador de dedicación y excelencia en la investigación científica.
“Mi vida gira en torno a la ciencia, ya que siempre hay algo nuevo por descubrir y la humanidad aún enfrenta numerosos desafíos por resolver. He recibido múltiples reconocimientos por mis esfuerzos para mejorar la calidad de vida de las personas y promover la salud a través de la ciencia".
Para hablar de este tema y de su trayectoria profesional, la doctora Monroy nos abrió las puertas de su hogar. Conozcamos más sobre esta científica guatemalteca destacada.
¿Por qué es importante la investigación en el tema de Chagas?
Es relevante estudiar y tratar la enfermedad de Chagas debido a su impacto significativo en la salud pública, especialmente en América Latina. Esta enfermedad es provocada por el parásito “Trypanosoma cruzi”, se transmite a humanos por las heces de insectos conocidos como chinches. Puede tener consecuencias graves en las personas, como cardiomiopatía y problemas gastrointestinales, que pueden ser mortales en su fase crónica.
Además, su transmisión es multifacética, incluyendo la picadura de insectos vectores y transmisión madre-hijo, lo que hace que su control sea un desafío complejo. El trabajo que la Dra. Monroy ha realizado para abordar esta enfermedad no solo mejora la calidad de vida de las personas afectadas, sino que también ha contribuido a la salud pública en Guatemala y al desarrollo sostenible de las comunidades en riesgo.
Una minúscula pero gran amenaza
Aunque la chinche pueda parecer un parásito insignificante y aparentemente inofensivo, una picadura puede desencadenar problemas cardíacos graves, incluso llegando a causar invalidez. La enfermedad de Chagas es muy común en Centroamérica, y aunque en Guatemala se ha logrado erradicar el parásito Rhodnius Prolixus, uno de los principales vectores que transmiten la enfermedad a los seres humanos, aún existen más de 150 especies que cohabitan en las viviendas de muchos guatemaltecos, especialmente en zonas rurales.
La incidencia de la enfermedad de Chagas se ha reducido en un 80%, un logro que ha sido posible gracias al trabajo de investigación y a las acciones implementadas por la científica guatemalteca, la doctora Carlota Monroy, en el interior del país. Estos esfuerzos han arrojado resultados positivos para Guatemala, marcando un avance significativo en la lucha contra esta enfermedad.
¿Cuál ha sido la parte más gratificante de su trabajo de investigación?
Una de las satisfacciones más significativas de mi trabajo de investigación ha sido mejorar las condiciones de vida de miles de guatemaltecos. Las acciones implementadas en los hogares han contribuido a la disminución de los casos de la enfermedad de Chagas y otras a las que los seres humanos están expuestos debido a las malas condiciones de higiene y saneamiento en las que viven. Hace 40 años, se registraban alrededor de 30 mil nuevos casos al año, pero actualmente este número se ha reducido a 2 mil. Uno de los departamentos en los que he centrado mis esfuerzos es Jutiapa, que ha experimentado mejoras significativas.
La comunidad muestra un gran interés en aprender buenas prácticas de prevención de enfermedades y está organizada. Valoran los esfuerzos de los universitarios que llevan a cabo trabajo de campo, compartiendo sus conocimientos y promoviendo prácticas saludables.
En Guatemala, nos enfocamos en la prevención, que es más ágil y económica para las personas y el país en general. Sin embargo, esto requiere un compromiso colectivo, donde las personas estén dispuestas a cambiar sus hábitos en beneficio de una mejor salud.
¿Qué la inspiró a crear el Laboratorio de Entomología Aplicada y Parasitología?
Mi inspiración para crear el Laboratorio de Entomología Aplicada y Parasitología se originó en mis primeras investigaciones en el extranjero. Pensé que Guatemala también debería tener su propio laboratorio en este campo. En 1992, con el apoyo de la Escuela de Biología de la Universidad de San Carlos, fue posible establecerlo. Este laboratorio se dedica a la investigación de enfermedades transmitidas por vectores y se compromete a encontrar soluciones a problemas de salud relacionados con el medio ambiente. Hemos publicado más de 100 artículos científicos en revistas internacionales indexadas y he tenido el privilegio de mentorizar a más de 40 jóvenes investigadores. Esto me llena de satisfacción, ya que no hay nada mejor que inspirar a los estudiantes a realizar investigación que beneficie a la sociedad.
Mi vida gira en torno a la ciencia, ya que siempre hay algo nuevo por descubrir y la humanidad aún enfrenta numerosos desafíos por resolver. He recibido múltiples reconocimientos por mis esfuerzos para mejorar la calidad de vida de las personas y promover la salud a través de la ciencia. En 2004, fui honrada con la Medalla de Ciencia y Tecnología otorgada por la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt), el más alto reconocimiento científico en Guatemala. Además, en 2021, fui reconocida como guatemalteca ilustre y gané el premio de innovación de la Organización Mundial de la Salud/Organización.
Mentes Brillantes
Este artículo es parte del proyecto Mentes Brillantes un espacio para visibilizar el trabajo de investigadores, científicos e innovadores guatemaltecos, para inspirar a las futuras generaciones a seguir el camino del conocimiento y la excelencia científica. Para leer esta y más investigaciones ingrese a https://senacyt.gob.gt/mentesbrillantes
No hay comentarios.:
Publicar un comentario