Gracias a los esfuerzos conjuntos de Grupo AJE y Wildlife Conservation Society (WCS), 22 pichones de guacamaya roja (Ara macao cyanoptera), especie altamente amenazada y vulnerable en Guatemala, fueron liberados el 12 de septiembre de la juala de vuelo del campamento Laguna El Perú; en el corazón de la Reserva de la Biosfera Maya (RBM), en el Parque Nacional La Laguna del Tigre.
La liberación de los pichones ocurre un año después de que el proyecto de conservación de esta especie se retomara en el 2022, pues se había interrumpido por ser una actividad que demanda muchos fondos y personal para su funcionamiento. Con este esfuerzo se materializan las expectativas de la empresa, que contemplan la adaptación de estas crías a su hábitat natural para impulsar el crecimiento de su población.
El programa que apoya AJE incluye el monitoreo de nidos naturales, la habilitación de nidos artificiales y el acompañamiento después de la liberación.“La mayoría de estos pichones fueron criados en el laboratorio a través del programa de incubación artificial (12 pichones) y el resto (10), eran crías rescatadas de nidos silvestres donde su sobrevivencia era improbable por la alta depredación natural o por abandono de los padres debido a los incendios forestales que asecharon el área de reproducción esta temporada”, comentó Rony García-Anleu, Director del Departamento de Investigaciones Biológicas de WCS a cargo del laboratorio.
Parte del apoyo de AJE este año fue mejorar la capacidad del laboratorio con un nuevo sistema de energía solar para mantener funcionando 24/7 una criadora y una incubadora nueva. Asimismo, incluyó el financiamiento para contratar y entrenar al personal que alimentaría a los pichones, que fueron criados a mano con una fórmula elaborada artesanalmente.
El seguimiento
Después de la apertura de la jaula, el personal del laboratorio se retira temporalmente para que no haya interacción de los pichones recién liberados con los seres humanos; lo cual les ayuda a evitar que bajen al suelo y quieran buscar comida o interactuar con los técnicos que los alimentaron. Sin embargo, todos los días llega una persona a dejar poca comida y agua sobre la jaula mientras que las aves se acostumbran a buscar su propio alimento en la selva. Esta etapa es parte del monitoreo y se realiza durante unos meses, cada vez con menos frecuencia hasta que las guacamayas sean independientes.
“Junto con otras iniciativas para proteger la biodiversidad de la Reserva de la Biósfera Maya (RBM), la protección de la guacamaya roja busca generar impactos positivos en la biodiversidad de la región. El incremento en la población de guacamayas es un indicador de un ecosistema sano”, comentó Fernando Matheu, Jefe de Sostenibilidad de AJE para Centroamérica.
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