“No solemos prestar la debida atención al importante papel que la cama juega en nuestras vidas. Nacemos en una cama y morimos en otra, y la mitad de nuestra existencia transcurre dentro de ella. La cama cobija nuestras enfermedades, es el nido de nuestros sueños, el campo de batalla del amor. Es nuestro espacio más íntimo, la guarida primordial del animal que llevamos dentro”.
Rosa Montero, Historias de mujeres (1995).
Desde los primeros grupos humanos existió la necesidad de utilizar elementos básicos de la naturaleza o de animales para conciliar el sueño de mejor manera. Comenzaron con hojas apiladas, luego paja, algodón, lana y siguieron muchos más. Han sido más de cinco siglos de experimentar y evolucionar con decenas de materiales.
Así la elaboración de muebles o camas de descanso pasó de la natural sobrevivencia ante los depredadores naturales, hasta civilizaciones que marcaron diferencias en la elaboración de estos muebles con finos materiales: plumas, sedas y pieles sirvieron para marcar estatus social.
Uno de los grandes retos a lo largo de los siglos ha sido la higiene del colchón. Estructuras suntuosas durante la Edad Media, con materiales como paja y plumas, que estaban llenos de bichos. Por eso se idearon los doseles, que protegían, como una malla de las aves y sus nidos.
Con la revolución industrial, el mundo occidental dio el siguiente paso en la manufactura de colchones. Estos se elaboraron principalmente de algodón rellenos de lana. Surge así, alrededor del siglo XIV, el oficio de colchonero, uno de los gremios de artesanos más antiguos y que fueron indispensables; hasta su declive a inicios del siglo XX.
La tecnología seguía su curso. En el siglo XX se perfecciona el uso de resortes dentro del colchón. Posteriormente se incorpora el látex, las espumas de poliuretano (un material sintético desarrollado por la NASA), hasta la viscoelástica, que destacan por su adaptabilidad a la temperatura y ergonomía. Además, con el uso de telas más resistentes.
EL DESCANSO EVOLUCIONA
El gran salto en la fabricación de colchones se dio en el siglo XX, cuando surgieron varias fábricas en los Estados Unidos, con marcas que pronto se posicionaron en el mercado internacional. Serta, fundada en 1931, fue parte de esta evolución.
Una cualidad de los modelos Serta es que se han enfocado en aportar soluciones a cinco problemas claves en el descanso: la falta de soporte, incomodidad, insomnio, dolor de espalda y calor.
De esa cuenta, la franquicia de Serta cuenta con tres aportes exitosos: El sistema de resortaje en la carcasa, utilizando en cada resorte un forro de tela, iMotion, para evitar la transmisión de movimiento. Una tecnología que logró aportes en la mejora del sueño, sin interrupciones, de muchas parejas.
Segundo, el uso de espumas de alta densidad como Memory Foam (viscoelástica) y el látex (hipoalergénico y antibacterial) que dan un mejor soporte, evitando la deformación del colchón.
Por último, el uso de telas con tratamientos diversos ha servido para regular la temperatura corporal (Hydrocool), además de incorporar tejidos que integran aromaterapias y antimosquitos.
EN CENTROAMÉRICA
Las fibras naturales de hojas de palma y maguey han sido los materiales milenarios por excelencia en Mesoamérica, utilizados para elaborar petates y hamacas. Cuidaron el sueño de exploradores y viajeros. Hasta nuestros días, forman parte de las viviendas rurales.
En el siglo XX, la mayoría de los guatemaltecos utilizaba colchones de algodón que solían repararse y usarse por tiempo indefinido. Fue en la década de 1970 cuando los guatemaltecos comienzan a modificar su cultura de descanso. Se introducen los colchones tipo somier elaborados sobre una carcasa de resorte y esponjas. En ese periodo, incursiona en el país una nueva fábrica de esponjas, hoy conocida como Grupo Diveco.
En el 2003, Grupo Diveco introduce la franquicia de la marca Serta en el mercado centroamericano, la que ha contribuido con la evolución de los estándares de calidad en el buen descanso. Su símbolo insignia, la oveja, se ha posicionado como una marca con fuerte expansión regional y favorita por su nivel de confort.
Ha sido un largo camino de pruebas y ensayos en el diseño de camas y colchones. La transformación continua, en tanto la cama siga siendo el nido primordial de nuestros sueños.
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