A nivel mundial, y también en América Latina, se ha observado una tendencia alarmante: el cambio en las dietas hacia un mayor consumo de productos ultraprocesados. Este cambio hacia el consumo excesivo de alimentos y bebidas procesadas, envasadas y listas para comer, que se publicitan ampliamente, ha propiciado el aumento de la obesidad, la diabetes y la hipertensión. Por esta razón, los gobiernos comprometidos con la protección de la salud de sus poblaciones deben tomar medidas para disminuir el consumo de estos productos no saludables. Una intervención importante y efectiva son los Etiquetados Frontales de Advertencia, como la que se está proponiendo en el Congreso de Guatemala.
El consumo de grandes cantidades de comestibles ultraprocesados se ha vinculado no solo con el aumento excesivo de peso, sino también con un mayor riesgo de cáncer, diabetes, sobrepeso, entre otros. Estos productos son económicos, de fácil acceso y están diseñados para ser hiperpalatables, lo que lleva a consumirlos en exceso.
Basándose en experiencias de otros países de América Latina, un sistema de etiquetado frontal de advertencia (EFA) que indique altos niveles de grasa, azúcar y sodio es el tipo de etiquetado frontal más efectivo hasta la fecha y puede tener un impacto positivo en la salud pública.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomienda que los países adopten dichas etiquetas de advertencia como parte de sus estrategias para reducir todas estas enfermedades críticas relacionadas con la dieta. Estas etiquetas son inmediatamente visibles y comprensibles, y ya han sido adoptadas en Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Israel, México, Perú, Uruguay y Venezuela.
La evidencia es clara. Las etiquetas de advertencia frontal han demostrado su efectividad. En 2016, Chile promulgó políticas para cambiar las dietas, que incluyen etiquetado frontal de advertencia, restricciones de marketing y regulaciones en escuelas. Esta ley ha demostrado que las etiquetas de advertencia permiten a las y los consumidores tomar decisiones más saludables. Múltiples estudios, entre ellos evaluaciones del Ministerio de Salud de Chile, muestran un impacto notable de las etiquetas de advertencia chilenas en la promoción de elecciones alimentarias más saludables en Chile. No solo los ciudadanos aprecian y entienden la política, sino que también ha llevado a cambios en las actitudes, las percepciones y los comportamientos. Las y los chilenos confían en estas etiquetas para tomar decisiones de consumo; de hecho, el 70 % de los hogares considera las etiquetas de «ALTO EN» al seleccionar sus alimentos. Las madres chilenas, que a menudo deciden qué alimentos se sirven en casa, confían en las advertencias frontales para tomar decisiones rápidas de compra. Las etiquetas también ayudan a aumentar la comprensión de que productos que se consideraban saludables, como cereales para el desayuno y barras de granola, no eran tan saludables como parecían. Más importante aún, esto ha sucedido sin afectar negativamente a la economía chilena.
Estudios de simulación realizados en otros países de América Latina y el Caribe también demuestran el impacto de las etiquetas de advertencia frontal como estrategia clave de salud pública. En Barbados, la implementación de etiquetas de advertencia frontal se proyectó para evitar o retrasar aproximadamente el 16 % de las muertes relacionadas con enfermedades no transmisibles, lo que supone un ahorro de 732,8 millones de dólares estadounidenses en costes de mortalidad. Un estudio en Brasil encontró que las etiquetas de advertencia frontal podrían reducir la prevalencia del exceso de peso corporal y la obesidad.
Entre el 60 y el 80 % de los alimentos envasados contienen un exceso de azúcar, sodio y grasa en los dos sistemas de perfil de nutrientes más comunes en América Latina. Por lo tanto, es de suma importancia proporcionar a las y los consumidores información clara y precisa. Los responsables de la toma de decisiones no deben dejarse disuadir por afirmaciones falsas sobre la efectividad de otras etiquetas. El etiquetado frontal de advertencia es el único etiquetado que ha demostrado impactar positivamente en la elección de alimentos y la forma más efectiva de informar a las y los consumidores sobre qué productos no son saludables. Creemos que Guatemala puede demostrar su voluntad política para proteger a sus ciudadanos aprobando esta importante medida.
Guatemala Saludable es una coalición que busca fortalecer, desde la sociedad civil, políticas y acciones que contribuyan a una Guatemala más saludable. Se centra en la creación de entornos saludables, donde el estilo de vida sea favorable y así reducir el riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles en el país. La coalición está integrada por varios sectores a nivel nacional, como organizaciones de la sociedad civil, sociedades médicas, institutos de investigación, universidades, organizaciones no gubernamentales y privadas que brindan servicios de salud e instituciones estatales. También cuenta con el apoyo de instituciones internacionales.
Por: Barry M. Popkin, PhD, Profesor Distinguido de Nutrición W. R. Kenan Jr. en la Escuela de Salud Pública Global de Gillings en la UNC.
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